Los datos de cada colegio, que EL PAÍS publica en exclusiva, son una estimación obtenida gracias a la colaboración con el proyecto Lobelia Air, que utiliza un sistema de calidad del aire avalado por el Instituto Metereológico de Países Bajos (KNMI, por sus siglas en holandés) para conocer los valores de contaminación en cada calle. Las mediciones que se suelen utilizar, las oficiales, se basan en los datos recogidos en puntos concretos de la ciudad (24 en Madrid y 11 en Barcelona). Pero este modelo (de dispersión atmosférico, es decir, describe la física de la atmósfera) añade otras variables como el tráfico de cada calle, la densidad de población, las características de las vías o la meteorología para rellenar los vacíos que deja la medición oficial y estimar indicadores para cualquier punto de una ciudad.
¿Qué aire respiran los niños de Madrid y Barcelona?
Más de 190.000 niños de menos de 12 años acuden a un colegio de Madrid o de Barcelona donde los niveles de contaminación están por encima de los permitidos. Son los alumnos del 46% de los centros educativos de infantil y primaria donde la media anual de dióxido de nitrógeno (NO₂) supera los 40 microgramos por metro cúbico (µg/m3), límite legal establecido por la Comisión Europea desde 2010. Decenas de estudios realizados en España y en otros países relacionan directamente los altos niveles de este contaminante —producido en su mayoría por el humo de los coches— con el aumento de enfermedades respiratorias, con el crecimiento de los ingresos hospitalarios de los menores o con problemas en el desarrollo pulmonar y cognitivo de los jóvenes. “Los niños son especialmente vulnerables a la contaminación”, explica Julio Díaz, del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII). La preocupación por la salud de los más pequeños ha impulsado la Revuelta Escolar, movimiento con el que las familias de más de un centenar de colegios de toda España piden desde 2020 entornos escolares con menos coches.