El objetivo de la fotocatálisis es mineralizar los contaminantes, es decir, transformarlos en compuestos totalmente oxidados, que en el caso que nos ocupa son inocuos y de fácil eliminación. En el caso de los COV, la mineralización total da lugar a CO2 y agua fundamentalmente. La segunda sustancia no precisa ningún comentario, mientras que el CO2, por su estado gaseoso en condiciones atmosféricas, se libera inmediatamente a la atmósfera. Hay que decir en este sentido que, efectivamente, el CO2 es un gas de efecto invernadero y que sus emisiones antropogénicas representan uno de los factores clave en la lucha contra el cambio climático. Podrían plantearse por tanto dudas razonables acerca de la benignidad medioambiental de este proceso. Sin embargo, puede considerarse que el efecto pernicioso de la formación de CO2 y su liberación a la atmósfera, en este caso, es insignificante con respecto al efecto positivo, tanto para el medio ambiente como para la salud, de eliminar los COV. Por lo que respecta a contaminantes inorgánicos como NOx y SOx, los productos finales de oxidación serán nitratos y sulfatos que, por su solubilidad en agua, se eliminarán fácilmente por la lluvia o mediante limpieza, según la aplicación.
